Anciano de 80 años le dice a su doctor que tiene una novia de 18 años embarazada



La historia que les vamos es una de las que tiene una enseñanza para cualquier ser humano que la lea. Este caso no se queda atrás.

Los ancianos por su condición son personas muy vulnerables por la falta de cariño y muchas veces por la soledad que paradójicamente los acompañan.  Se vuelven el blanco perfecto de personas inescrupulosas que solo buscan la mejor forma de aprovecharse de sus recursos y de su buena fe.

El anciano de esta historia, es el típico ser humano inocente que deja volar su imaginación para todavía sentirse útil y productivo.

Este anciano fue al chequeo médico de rutina y el doctor le pregunta como es normal como se siente, a lo que él contesta que muy bien ya que a su vida ha vuelto la esperanza porque tiene a una amiga de 18 años esperando un hijo de él.

El doctor inmediatamente capto la historia de fondo y procedió muy sabiamente a darle una luz al anciano de lo que estaba pasando sin herirlo y desilusionarlo y le dijo.

Le contare la historia de un cazador que era tan hábil que ninguna presa que ponía en la mira de su rifle se le escapaba.  Pero un día dentro de su apuro por salir de casa, tomo el paraguas en vez de su rifle.  Se dirigió a donde solía cazar y cuando vio al enorme oso que se le acercaba sacó su rifle que en realidad era el paraguas.  Al darse  cuenta quedó petrificado  pero al sentir el tiro y ver al oso caer, respiró profundamente y le volvió el alma al cuerpo.

El anciano preguntó ávido por la respuesta. ¿Y qué pasó? Doctor…

El oso cayó muerto, pero el cazador no fue quien lo mató, otro cazador lo había hecho.

No entiendo lo que me quiere decir, dijo el anciano, a lo que el doctor le contestó…

-A veces queremos que en nuestras vidas continúen pasando cosas maravillosas pero sabemos por experiencia que es imposible, a este punto quería llegar.  Usted sabe que a su edad es casi imposible engendrar un hijo, lo más seguro es que sea de otro hombre.

En este relato aprendimos que la inocencia de un anciano es como la de un niño y las personas adultas alrededor de ellos deben muy sutilmente ayudarlos a aceptar su realidad.